Corre más que un ciclista,
nunca da marcha atrás,
si lo pierdes de vista,
¡cómo envejecerás!
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Me hallo en los escritorios y en las casas comerciales, todos me miran quien soy para ver lo que contengo. Mis días están contados y el día que voy a morir ya se sabe de antemano.
Tengo agujas y no sé coser, tengo números y no sé leer.
Doce palomitas en un palomar, a la hora y a los cuartos salen a volar.
De siete en siete vamos cogiditos de las manos.
Como te cases o te embarques en este día fatal, todo te saldrá mal.
¿Qué día será, que entre el sábado y el lunes está?
Una cara con dos manos pegada está a la pared. Antes de un minuto, hermanos, ¿sabréis decirme quién es?
Estoy condenado a un año y un día; si esto es cada cuatro, ¿mi nombre, sabrías?
Corre más que un ciclista, nunca da marcha atrás, si lo pierdes de vista, ¡cómo envejecerás!
Brazos tengo desiguales y a mi ritmo se mueven los mortales.