Lomos y cabeza tengo
y aunque vestida no estoy,
muy largas faldas mantengo.
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Hay un hijo que hace nacer a la madre que le dio el ser.
Lomos y cabeza tengo y aunque vestida no estoy, muy largas faldas mantengo.
Girando toda su vida, toda su vida girando y no aprendió a ser más rápida da una vuelta y tarda un día, da otra vuelta y tarda un año.
En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene no más.
Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.
Viene del cielo, del cielo viene, a unos disgusta y a otros mantiene.
Vuela en el aire, pace en la tierra, se posa en los árboles, anda en la mano, se deshace en el horno y se ahoga en el agua.
Sin vacación en sus cursos, al principio son pequeños, suelen nacer en montañas y morir de marineros.
Un convento bien cerrado, sin campanas y sin torres y muchas monjitas dentro, preparan dulces de flores.
Alto, alto, como un pino, pesa menos que un comino.