adivinanzas para niños

Un convento bien cerrado,
sin campanas y sin torres
y muchas monjitas dentro,
preparan dulces de flores.

 

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Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.

No ves el sol, no ves la luna, y si está en el cielo no ves cosa alguna.

¿Qué es, qué es, que te da en la cara y no lo ves?

Soy una bola grandota, que gira constantemente, y que desea saber, dónde meter tanta gente. Si ya sabes quien soy yo eres muy inteligente.

Desde el día en que nací, corro y corro sin cesar: corro de noche y de día hasta llegar a la mar.

En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene no más.

Como el algodón suelo en el aire flotar, a veces otorgo lluvia y otras, sólo humedad.

Vuela en el aire, pace en la tierra, se posa en los árboles, anda en la mano, se deshace en el horno y se ahoga en el agua.

Muchas monjitas en un convento, visitan las flores y hacen dulces dentro.

Llevo, sin ser arlequín, de colores mi librea, yo salgo de tarde en tarde y espero siempre a que llueva.