Un convento bien cerrado,
sin campanas y sin torres
y muchas monjitas dentro,
preparan dulces de flores.
más adivinanzas de la naturaleza...
Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.
No ves el sol, no ves la luna, y si está en el cielo no ves cosa alguna.
¿Qué es, qué es, que te da en la cara y no lo ves?
Soy una bola grandota, que gira constantemente, y que desea saber, dónde meter tanta gente. Si ya sabes quien soy yo eres muy inteligente.
Desde el día en que nací, corro y corro sin cesar: corro de noche y de día hasta llegar a la mar.
En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene no más.
Como el algodón suelo en el aire flotar, a veces otorgo lluvia y otras, sólo humedad.
Vuela en el aire, pace en la tierra, se posa en los árboles, anda en la mano, se deshace en el horno y se ahoga en el agua.
Muchas monjitas en un convento, visitan las flores y hacen dulces dentro.
Llevo, sin ser arlequín, de colores mi librea, yo salgo de tarde en tarde y espero siempre a que llueva.