Buenas y sonoras
cuerdas tengo;
cuando me rascan,
a la gente entretengo.
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Sobre una piel bien tensada, dos bailarines saltaban.
Entre pared y pared hay una santa mujer que con el diente llama a la gente, con las muelas a las mozuelas, con los colmillos a los chiquillos.
Brazos con brazos, panza con panza, rascando en medio, surge la danza.
Soy una caja adornada con dos palos para sonar, y en la banda de la escuela, me puedes encontrar. ¿Qué soy?
Con tan sólo cuatro cuerdas, que un arco pone en acción, esta caja melodiosa te alegrará el corazón.
Me rascan continuamente de forma muy placentera, mi voz es muy bien timbrada y mi cuerpo de madera.
En una larga abertura tengo yo mi dentadura y luego que empiezo a hablar, todas mis piezas se mueven sin poderlas yo parar.
Cien amigos tengo, todos en una tabla, si yo no los toco, ellos no me hablan
Dama con pendiente que toca deprisa para que la gente no pierda la misa.
Mis caras redondas, ¡qué estiradas son! a fuerza de golpes, así canto yo.
