En el campo fui nacida,
vestida de verdes ramas,
y al pueblo me trajeron,
para servir a las damas,
a mí todo me regalan,
caramelos, miel, melada,
mas yo todo lo reparto,
porque no sé comer nada.
más adivinanzas de cosas de la casa...
No soy el sol, tampoco el fuego; pero la casa bien que caliento.
Es venta y no se vende, es Ana, pero no es gente.
Aunque al dormir me consultan, nunca suelo contestar.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Ya ves, ya ves, tan claro que es. No me la adivines de aquí a un mes.
Es verdad que tú le miras, es mentira que te ve, sois iguales uno al otro, está claro que eres él.
De mi madre nací yo, sin fundamento de padre, y luego me he muerto yo y de mi nació mi madre.
En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.
Una caja en tu casa que te sube y que te baja.