Con patas y espalda,
no se mueve ni anda.
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Quien me mira se refleja así nadie tendrá una queja.
¿Quién será la desvelada, lo puedes tú discurrir? día y noche está acostada y no se puede dormir.
En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.
Cuando te veo me ves, cuando me ves te veo, y no te parezco feo.
En los baños suelo estar, aunque provengo del mar.
Aunque músculos no tengo, los techos yo sostengo.
Poseo dientes y ojos y para hacerme trabajar me has de meter en cerrojos.
Ni corre, ni vuela, pero siempre te precede, cuando vas o cuando llegas.
Cuando la entrada yo les prohíbo, son muchos golpes los que recibo.
Muy bonito por delante y muy feo por detrás; me transformo a cada instante, pues imito a los demás.
