De bronce el tronco,
las hojas de esmeralda,
el fruto de oro,
las flores de plata.
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Como cuerda yo amarro, como cadenas sujeto, tengo un brazo y muchos dedos enterrados por el suelo.
En la tierra te sembraron, las aves te desearon, cuando estuviste dorado los hombres te segaron.
Verde fue mi nacimiento, amarillo mi vivir, en una sábana blanca me envuelven para morir.
En primavera te deleito, en verano te refresco, en otoño te alimento y en invierno te caliento.
De mi tronco herido sacan la resina. En las piñas guardo todas mis semillas.
Son nuestras blancas flores a veces tan tempranas, que la nieve, envidiosa, viene a ver si nos gana
Está en el edificio, también en la maceta, la llevas en el pie, la coges en la huerta.
Alta como un pino, verde como un lino, con las hojas anchas y el fruto amarillo.
Ciertamente tiene nombre de calamar espero que no te asombre si por él voy a trepar.
Aunque es madre nunca ha parido, aunque es selva nunca dio abrigo; nace y no sabe andar pero enseguida se pone a trepar.