De mi ojo cuelga
un hilo largo,
que une las telas
y hace las prendas.
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Dos hermanas diligentes que caminan al compás, con el pico por delante y los ojos por detrás.
Tan largo como un camino, proviene de vegetal, y a pesar de su extensión, en un cesto puede estar.
Cuanto más largas más cortas, cuanto más cortas más largas.
Don dedín tiene un sombrero para no hacerse agujeros.
Dama da, dama deja, y no se queja de lo que deja.
De mi ojo cuelga un hilo largo, que une las telas y hace las prendas.
Una cosa que no es cosa y lo es.
Siempre de mí dicen algo, aunque muy humilde soy; no soy señor y me tratan, con la nobleza del don.
Con «A» empieza mi nombre, de las damas soy querido, si me prenden voy seguro, y, si me sueltan, perdido.
Soy alta y delgada, tengo un ojo, hago vestidos y no me los pongo.
