De mi ojo cuelga
un hilo largo,
que une las telas
y hace las prendas.
más adivinanzas de costura y plancha...
Locomotora no soy, mas cuando con vapor voy, dejo muy alisado si me usan con cuidado.
Cuando me caliento hasta los talones aliso camisas y pantalones.
Siempre de mí dicen algo, aunque muy humilde soy; no soy señor y me tratan, con la nobleza del don.
Una cosa que no es cosa y lo es.
Soy pequeña y afilada y pincho con mis puntadas.
Largo, largo, como un camino y cabe en un «pucherino».
Pica, picando, colita arrastrando.
Un pie grave, ardiente y plano, va dejando el campo llano y, al pasar, su calentura va dejando en la llanura.
Don dedín tiene un sombrero para no hacerse agujeros.
Con «A» empieza mi nombre, de las damas soy querido, si me prenden voy seguro, y, si me sueltan, perdido.
