Para unos soy muy corto;
para otros, regular;
para los tristes muy largo;
para Dios, la eternidad.
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Aquí estamos doce hermanos; yo, que el segundo nací, soy el menor entre todos: ¿Cómo puede ser así?
De siete en siete vamos cogiditos de las manos.
¿Qué cosa, qué cosa es? que vuela sin tener alas, y corre sin tener pies.
¿Qué cosa no ha sido y tiene que ser, y que cuando sea dejará de ser?
Me hallo en los escritorios y en las casas comerciales, todos me miran quien soy para ver lo que contengo. Mis días están contados y el día que voy a morir ya se sabe de antemano.
Estoy condenado a un año y un día; si esto es cada cuatro, ¿mi nombre, sabrías?
Juntos dos en un borrico, ambos andan a la par, doce leguas anda uno y una el otro nada más.
En un castillo redondo, doce caballeros de guardia están; un flaco lancero y un gordo escudero, marchan al compás.
Todos me esperan pero nunca llego, porque cuando llego yo desaparezco.
Brazos tengo desiguales y a mi ritmo se mueven los mortales.