Somos doce hermanos
y yo el más chiquito;
cada cuatro años
me crece el rabito.
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Estoy condenado a un año y un día; si esto es cada cuatro, ¿mi nombre, sabrías?
Son doce hermanas y todas gastan medias y, aunque, van numeradas todas son cantadas.
Aquí estamos doce hermanos; yo, que el segundo nací, soy el menor entre todos: ¿Cómo puede ser así?
En un castillo redondo, doce caballeros de guardia están; un flaco lancero y un gordo escudero, marchan al compás.
¿Qué cosa no ha sido y tiene que ser, y que cuando sea dejará de ser?
Somos doce hermanos y yo el más chiquito; cada cuatro años me crece el rabito.
Soy un caballero muy aseñorado, tengo doce damas para mi regalo, todas van en coche y gastan sus cuartos, todas usan medias, pero no zapatos.
Unas surgen con la luna, a otras las alumbra el sol, todas juegan al corro y todas hermanas son.
Los siete son hermanitos y viven un solo día: cuando uno nace otro muere, y así se pasan la vida.
Nos llegan muy de mañana y se van mucho después, regresan cada semana y cuatro veces al mes.