Redondo, redondo como un pandero,
quien me toma en verano
debe usar sombrero.
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Soy un señor encumbrado, ando mejor que un reloj, me levanto muy temprano y me acuesto a la oración.
Aparecen de noche sin que las llames. Desaparecen de día sin que las roben. ¿Qué son?
Sin ser rica tengo cuartos y, sin morir, nazco nueva; y a pesar de que no como, hay noches que luzco llena.
La noche tiene un ojo, un ojo de plata fina y usted será muy flojo, muy flojo, si no adivina
Tan redonda como un queso, nadie puede darle un beso.
Es la osa más grande del firmamento, para verla mejor buscas aumento.
Por las barandas del cielo se pasea una doncella vestida de azul y blanco y reluce como estrella.
Redondo, redondo como un pandero, quien me toma en verano debe usar sombrero.
Una gran moneda dorada que vale mucho y por la que no pagas nada.
Muchas lamparitas muy bien colgaditas, siempre encandiladas y nadie las atiza.
