Una cara con dos manos
pegada está a la pared.
Antes de un minuto, hermanos,
¿sabréis decirme quién es?
más adivinanzas sobre el tiempo...
Para unos soy muy corto; para otros, regular; para los tristes muy largo; para Dios, la eternidad.
En un castillo redondo, doce caballeros de guardia están; un flaco lancero y un gordo escudero, marchan al compás.
Estoy condenado a un año y un día; si esto es cada cuatro, ¿mi nombre, sabrías?
Cuando apenas he nacido, mi vida se acaba al punto; aunque no soy el primero, lo sigo por todo el mundo.
Los siete son hermanitos y viven un solo día: cuando uno nace otro muere, y así se pasan la vida.
Quién es un viejo ligero, que es de cuatro movimientos puestos en doce cimientos, que, a cualquier pasajero, da más penas que contentos.
Aquí estamos doce hermanos; yo, que el segundo nací, soy el menor entre todos: ¿Cómo puede ser así?
Un árbol con doce ramas, cada rama, cuatro hijas, cada hija, siete hijos, me dices ¿cómo se llama?
Como te cases o te embarques en este día fatal, todo te saldrá mal.
De siete en siete vamos cogiditos de las manos.