Van y llegan,
se llevan lo que traen
y lo que traen se llevan
más adivinanzas de la naturaleza...
Un convento bien cerrado, sin campanas y sin torres y muchas monjitas dentro, preparan dulces de flores.
Viene del cielo, del cielo viene, a unos disgusta y a otros mantiene.
Muchas monjitas en un convento, visitan las flores y hacen dulces dentro.
El cielo y la tierra se van a juntar; la ola y la nube se van a enredar. Vayas donde vayas siempre lo verás, por mucho que andes nunca llegarás.
Nicanor tenía un barco y con él surcaba el río; ¿era este un barco pequeño o este era un gran navío? Lee despacio, Encarnación, y hallarás la solución.
Vuela en el aire, pace en la tierra, se posa en los árboles, anda en la mano, se deshace en el horno y se ahoga en el agua.
Alas de mil colores y se pierden entre las flores.
Kilómetros mido, hectolitros llevo, kilovatios doy, hectáreas mantengo.
Tengo lecho y no me acuesto tengo curso sin ser maestro.
Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.