Vuelo de noche,
duermo de día
y nunca verás
plumas en ala mía.
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Nunca pongo mala cara, aunque siempre me dan col, acierta bobalicón.
Un bichito verde sobre la pared, corre que te corre, busca qué comer.
En alto vive, en alto mora, en alto teje, la tejedora.
Trabajar, siempre mucho trabajé; aunque nunca estudié en la escuela me conocen bien; algunos dicen de mí: «terco bicho es» y Pinocho mucho se asustó cuando en mí casi se convirtió.
De frente miro al sol sin que me ciegue, más alto vuelo que ave alguna, símbolo soy de imperios y reyes y dos cabezas a veces me dibujan. ¿Quién soy?
¿Quién hace su casa en la verde rama, y allí a sus hijos solicita y llama?
Anda, nada, vuela, no gasta zapato, va dejando estela.
Topó mi padre en la iglesia con uno vestido de negro, ni era fraile, ni era cura, que era lo que dije primero.
Garra pero no mata, pata pero no de vaca.
Adivina quien yo soy: al ir parece que vengo, y al venir, es que me voy.
