Adivina adivinador,
por las mañanas soy un gran cantor.

En un monte muy espeso anda un animal sin hueso.

Tiene ojos de gato y no es gato, orejas de gato y no es gato; patas de gato y no es gato; rabo de gato y no es gato, maúlla y no es gato.

Orejas largas, rabo cortito; corro y salto muy ligerito.

Vive en el desierto, mata a las personas, debajo de las piedras, muy bien se acomoda.

Si la tienes tú la buscas, si no la tienes, ni la buscas, ni la quieres.

Detras de mi corre el perro, voy detras de los ratones, me gusta comer pescado y acostarme en los sillones. ¿Quién soy?

Soy dama cruel, temerosa, me paseo en verde prado, y todo aquel que me mira se queda muy espantado. Yo luzco un largo vestido que en tienda no fue comprado, no fue por mano de sastre, ni medido, ni cortado.

No vuela y tiene un ala, no es camión y hace «cran».

Mi reinado está en el mar, soy de peso regordeta; un día, siglos atrás, me tragué entero a un profeta aunque luego lo expulsé al pensar que estaba a dieta.

Alas de muchos colores se pierden entre las flores.