Somos sesenta mellizos,
en torno de nuestra madre,
tenemos sesenta hijitos
y toditos son iguales.
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De siete en siete vamos cogiditos de las manos.
Doce señoritas en un mirador, todas tienen medias y zapatos no.
Brazos tengo desiguales y a mi ritmo se mueven los mortales.
¿Qué cosa, qué cosa es? que vuela sin tener alas, y corre sin tener pies.
Aquí estamos doce hermanos; yo, que el segundo nací, soy el menor entre todos: ¿Cómo puede ser así?
Estoy condenado a un año y un día; si esto es cada cuatro, ¿mi nombre, sabrías?
Un árbol con doce ramas, cada rama, cuatro nidos; cada nido, siete pájaros: cada cual con su apellido.
Unas surgen con la luna, a otras las alumbra el sol, todas juegan al corro y todas hermanas son.
Una cara con dos manos pegada está a la pared. Antes de un minuto, hermanos, ¿sabréis decirme quién es?
Para unos soy muy corto; para otros, regular; para los tristes muy largo; para Dios, la eternidad.