Arca, monarca,
llena de placer;
ningún carpintero
te ha sabido hacer.
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Ni espero que me lo aciertes, ni espero que me bendigas, y, con un poco de suerte, espero que me lo digas.
Una madre con cien hijas y a todas pone camisas.
Si tú me quieres comer, me verás marrón peludo y no me podrás romper porque por fuera soy duro.
A esta fruta se le culpa y fue cosa del demonio, pues comieron de su pulpa los del primer matrimonio.
Oro parece, plata no es, abre la cortina y verás lo que es
Campanita, campanera, blanca por dentro, verde por fuera, si no lo adivinas, piensa y espera.
Soy redonda como el mundo al morir me despedazan, me reducen a pellejo y todo el jugo me sacan
Ave soy, pero no vuelo; mi nombre es cosa muy llana: soy una simple serrana, hija de un hijo del suelo.
Arca, monarca, llena de placer; ningún carpintero te ha sabido hacer.
Ave y no vuela, llana y es curva. Quien no adivine ésta, no adivinará ninguna.