Ni corre, ni vuela,
pero siempre te precede,
cuando vas o cuando llegas.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Tiene luna, no es planeta; tiene marco y no es puerta.
Tengo dientes y no muerdo, desenredo con cuidado, caminos abro en tu pelo, ya sea liso o rizado.
Aunque tengo cuatro patas, yo nunca puedo correr, tengo la comida encima, y no la puedo comer.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Siempre andamos por el suelo de alcobas y de salones y en historias orientales hasta hacemos algún vuelo.
Con mi cara tan cuadrada, lisa o con dibujitos, resignada y por los suelos, me repito, me repito...
Aunque de comida voy cargado, la gente me vacía, y nunca soy tragado.
Del techo al suelo, cortada y fina, tela con vuelo.
Pequeña como una pera y alumbra la casa entera.
Durante el verano escondido, en el invierno encendido.