Sale de la sala,
entra en la cocina,
meneando la cola
como una gallina.
más adivinanzas de cosas de la casa...
En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.
Adivíname ésa.
A la entrada de tu casa algo suena si lo aprietan y tu sales presurosa a abrir deprisa la puerta.
En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.
Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Tengo patas bien derechas, mas no me puedo mover, llevo a cuestas la comida y no la puedo comer.
Caja llena de soldados, todos largos y delgados, con gorritos colorados.
Habla y no tiene boca, oye y no tiene oído, es chiquito y hace ruido, muchas veces se equivoca.
En la mesa me ponen y sobre mí todos comen.