La cara que yo acaricio,
dejo de seda al momento,
porque ni un pelo se resiste
a mi marcha, ¡buen invento!
más adivinanzas de cosas de la casa...
Pequeña como una pera y alumbra la casa entera.
Tengo patas bien derechas, mas no me puedo mover, llevo a cuestas la comida y no la puedo comer.
Es un campo colorado con los surcos muy derechos; muy en alto está situado e inclinado de dos lados.
Tiene agua y no es botijo, está siempre en el jardín. Cada vez que se enrosca, aunque no espanta a una mosca tiene pinta de reptil. ¿Qué será?
Cuatro patas tiene, así como asiento; de ella me levanto y en ella me siento.
Sin ella en la mano ni entras ni sales, ni vas a la calle.
Puede ser de Persia, puede ser de Ana, por más que se enrolle, se ve en la ventana.
Que timbre y número tenga y en verdad portal no sea es cierto, y el que desea hablar por él, no lo cuelga.
Vivo en alta situación y en continuo movimiento, con exactitud presento del aire la dirección.
Cuatro patas tiene y no puede andar también cabecera sin saber hablar.