adivinanzas para niños

Aunque las adornamos a ellas
cuando no tenemos carreras,
la gente tiene manía
de no llamarnos enteras.

 

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Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.

Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.

Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.

No me utilizan los patos más me llevan de apellido, con «Z» empieza mi nombre, ¡y ya el resto es pan comido!

Guardado en invierno, lo luzco en verano, es mi único traje en sitios de baño.

Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.

Colgada voy por delante y al hombre hago elegante.

Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.

Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.

El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.