Aunque las adornamos a ellas
cuando no tenemos carreras,
la gente tiene manía
de no llamarnos enteras.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
Una piel que es otra piel, una mano que no es mano y el frío se aguanta bien.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Colgada voy por delante y al hombre hago elegante.
Ahí vienen dos: uno se moja y el otro no.