Dos hermanitos muy igualitos,
en llegando a viejecitos
abren los ojitos.
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Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Chiquito, redondo, barrilito sin fondo.
Puedes llevarlo en el pelo y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos.
Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.
Aunque la quite del agua, sigue en agua.
Colgada voy por delante y al hombre hago elegante.
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.
Tengo corazón sin ser persona, tengo bata sin ser mujer. y el hombre elegante me lleva delante.