Una copa redonda y negra,
boca arriba está vacía,
boca abajo está llena.
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Puedes llevarlo en el pelo y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos.
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.
Una piel que es otra piel, una mano que no es mano y el frío se aguanta bien.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.
De pergaminos, o sedas, o papel hechos estamos; en verano gusto damos; las manos han de estar quedas, si es que nuestro oficio usamos.
Ahí vienen dos: uno se moja y el otro no.
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.