Del nogal vengo,
y en el cuello del hombre,
me cuelgo.
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En la mejor ocasión, al lado del mazapán y a la espera del champán.
Una cajita chiquita, blanca como la cal: todos la saben abrir, nadie la sabe cerrar.
De leche me hacen, de ovejas y cabras que pacen.
Yo soy el diminutivo de una fruta muy hermosa, tengo virtud provechosa, en el campo siempre vivo y mi cabeza es vistosa.
Del nogal vengo, y en el cuello del hombre, me cuelgo.
Y la casa del quesero, ¿qué sería?
Soy blanco, soy tinto, de color todo lo pinto, estoy en la buena mesa y me subo a la cabeza.
¿Qué se corta sin tijeras y aunque a veces sube y sube nunca usa la escalera?
Estando sano me cortan, sin ser enfermo me curan y en lonchas o pedacitos, dicen que estoy exquisito.
Somos blancos, larguiruchos, nos fríen en las verbenas, y dorados, calentitos, nos comen nenes y nenas.
