Ahí vienen dos:
uno se moja
y el otro no.
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¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
Ani lloró todo el día; perdió lo que más quería
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.