Corre más que un ciclista,
nunca da marcha atrás,
si lo pierdes de vista,
¡cómo envejecerás!
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Para unos soy muy corto; para otros, regular; para los tristes muy largo; para Dios, la eternidad.
Los siete son hermanitos y viven un solo día: cuando uno nace otro muere, y así se pasan la vida.
En un castillo redondo, doce caballeros de guardia están; un flaco lancero y un gordo escudero, marchan al compás.
Un árbol con doce ramas, cada rama, cuatro nidos; cada nido, siete pájaros: cada cual con su apellido.
Unas surgen con la luna, a otras las alumbra el sol, todas juegan al corro y todas hermanas son.
Quién es un viejo ligero, que es de cuatro movimientos puestos en doce cimientos, que, a cualquier pasajero, da más penas que contentos.
Somos doce hermanos y yo el más chiquito; cada cuatro años me crece el rabito.
Nos llegan muy de mañana y se van mucho después, regresan cada semana y cuatro veces al mes.
Soy un caballero muy aseñorado, tengo doce damas para mi regalo, todas van en coche y gastan sus cuartos, todas usan medias, pero no zapatos.
Corre más que un ciclista, nunca da marcha atrás, si lo pierdes de vista, ¡cómo envejecerás!
