En dos castañuelas voy encerrado
y al sacarme del mar me pongo colorado
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El padre en el mar y el hijo a rezar.
Tengo el nombre de una niña, crezco en el fondo del mar y en la arena de la playa tú me puedes encontrar.
Es la reina de los mares, su dentadura es muy buena, y por no ir nunca vacía, siempre dicen que va llena.
Haciendo ruido ya vienen, haciendo ruido se van; y, cuando mañana vuelvan, de igual manera se irán.
Sin estrujarte el testuz y rápido cual centella, ¿sabrás decirme qué estrella nunca jamás tiene luz?
Llegamos sin cesar, una tras otra, desde el mar a la playa a descansar. A veces, sin embargo, más furiosas, los barcos podemos destrozar.
¿Qué bicho dirás que es, que es algo y nada a la vez?
Sobre la vaca, la «o», a que no lo aciertas, no.
Un truquito este pez tiene que no todo el mundo sabe: si a su nombre quitas la «ene», va y se transforma en ave.
No lo parezco y soy pez, y mi forma la refleja una pieza de ajedrez.
