Quién es un viejo ligero,
que es de cuatro movimientos
puestos en doce cimientos,
que, a cualquier pasajero,
da más penas que contentos.
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Dos hermanas en la plaza, ambas marchan a la par, si una da doce vueltas, la otra una, nada más.
Tengo agujas y no sé coser, tengo números y no sé leer.
Somos doce hermanos y yo el más chiquito; cada cuatro años me crece el rabito.
Corre más que un ciclista, nunca da marcha atrás, si lo pierdes de vista, ¡cómo envejecerás!
Doce caballeros, nacidos del sol, todos mueren antes de los treinta y dos.
Como te cases o te embarques en este día fatal, todo te saldrá mal.
Soy un caballero muy aseñorado, tengo doce damas para mi regalo, todas van en coche y gastan sus cuartos, todas usan medias, pero no zapatos.
Para unos soy muy corto; para otros, regular; para los tristes muy largo; para Dios, la eternidad.
Fui y no soy, no soy y fui, mañana seré y hablan siempre de mí.
Aquí estamos doce hermanos; yo, que el segundo nací, soy el menor entre todos: ¿Cómo puede ser así?