¿Quién pensaréis que yo soy,
que cuanto más y más lavo,
mucho más sucia me voy?
más adivinanzas de cosas de la casa...
Adivíname ésa.
Que timbre y número tenga y en verdad portal no sea es cierto, y el que desea hablar por él, no lo cuelga.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Yo tengo calor y frío, y no frío sin calor, y sin ser ni mar ni río, peces en mí he visto yo.
Poseo dientes y ojos y para hacerme trabajar me has de meter en cerrojos.
En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.
Aunque músculos no tengo, los techos yo sostengo.
Vivo en alta situación y en continuo movimiento, con exactitud presento del aire la dirección.
Puede ser de Persia, puede ser de Ana, por más que se enrolle, se ve en la ventana.
Todos me buscan, para descansar, si ya te lo he dicho, no lo pienses más.
