¿Quién pensaréis que yo soy,
que cuanto más y más lavo,
mucho más sucia me voy?
más adivinanzas de cosas de la casa...
Dicen que quien lo tiene es muy gracioso, se sacude en la mesa contra lo soso.
Está hecha de metal, de madera o de cristal y golpes siempre recibe cuando la entrada prohíbe.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.
No soy el sol, tampoco el fuego; pero la casa bien que caliento.
Llevo secretos a voces, corriendo por esos mundos y sin que nadie los oiga los doy en unos segundos.
Al nacer fui maltratada, mi dueño me tiene amor, y aunque soy mujer honrada, me suele tener atada y con guardas mi señor.
De mi madre nací yo, sin fundamento de padre, y luego me he muerto yo y de mi nació mi madre.
Es venta y no se vende, es Ana, pero no es gente.
Poseo dientes y ojos y para hacerme trabajar me has de meter en cerrojos.
Aunque tengo cuatro patas, yo nunca puedo correr, tengo la comida encima, y no la puedo comer.
