¿Quién pensaréis que yo soy,
que cuanto más y más lavo,
mucho más sucia me voy?
más adivinanzas de cosas de la casa...
Llevo secretos a voces, corriendo por esos mundos y sin que nadie los oiga los doy en unos segundos.
Doy vueltas y no soy tiempo, un secreto sé guardar, si no me cuidan, me pierdo. ¿Con mi nombre sabrás dar?
Puede ser de Persia, puede ser de Ana, por más que se enrolle, se ve en la ventana.
Aunque no hable, lo cuenta todo por cable.
Siempre andamos por el suelo de alcobas y de salones y en historias orientales hasta hacemos algún vuelo.
Ni corre, ni vuela, pero siempre te precede, cuando vas o cuando llegas.
Es una caja habladora, que vive en todas las casas, y se calla a muy alta hora.
Aunque al dormir me consultan, nunca suelo contestar.
Con patas y espalda, no se mueve ni anda.
En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.
