Rodeo cuellos y cuellos,
tanto de ellas como de ellos.
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Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Tienen justo cinco dedos como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano.
Ahí vienen dos: uno se moja y el otro no.
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.
Tengo copa y no soy árbol, tengo alas y no soy pájaro; protejo del sol a mi amo, en invierno y en verano.
Tamaño de una cazuela, tiene alas y no vuela.
En tus manos estoy limpio, en tus ventanas me ensucio, si sucio, me ponen limpio, si limpio, me ponen sucio.
Ani lloró todo el día; perdió lo que más quería
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.
