Tengo pie y no tengo boca,
hilo meto, hilo asomo,
tengo dientes y no como.
más adivinanzas de costura y plancha...
Si bien empiezo con bo, no soy bota ni botijo, ¡bobo, tonto!, ¡qué lo he dicho!
Primero ciega, luego pincha y todo une mientras camina.
Vengo al mundo a trabajar, y tengo tan mala suerte, que todos me pinchan el culo, y yo no me puedo quejar.
Largo, largo, como un camino y cabe en un «pucherino».
¿Quién es esa señora, que tiene la propiedad, de estirar bien lo arrugado y de arrugar lo estirado, con igual facilidad?
Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir; te la digo veinte veces y no me la sabes decir.
Con «A» empieza mi nombre, de las damas soy querido, si me prenden voy seguro, y, si me sueltan, perdido.
Pequeños, redondos, con agujeritos, valemos muy poco, solos o juntitos, mas de nosotros depende el buen vestir de la gente.
Soy alta y delgada, tengo un ojo, hago vestidos y no me los pongo.
Cuando me caliento hasta los talones aliso camisas y pantalones.