Mi padre al cuello la ata
y, poco a poco, la aprieta
hasta llegar a su meta.
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Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
Aunque la quite del agua, sigue en agua.
Juntos, en ovillo, duermen los mellizos; cuando se separan, estirados andan.
Colgada voy por delante y al hombre hago elegante.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Tengo cinco habitaciones, en cada una un inquilino, en invierno cuando hace frío, están todos calentitos.
Ani lloró todo el día; perdió lo que más quería