Me hallo en los escritorios
y en las casas comerciales,
todos me miran quien soy
para ver lo que contengo.
Mis días están contados
y el día que voy a morir
ya se sabe de antemano.
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Quién es un viejo ligero, que es de cuatro movimientos puestos en doce cimientos, que, a cualquier pasajero, da más penas que contentos.
Somos doce hermanos y yo el más chiquito; cada cuatro años me crece el rabito.
¿Qué cosa, qué cosa es? que vuela sin tener alas, y corre sin tener pies.
Doce caballeros, nacidos del sol, todos mueren antes de los treinta y dos.
Tengo agujas y no sé coser, tengo números y no sé leer.
Me hallo en los escritorios y en las casas comerciales, todos me miran quien soy para ver lo que contengo. Mis días están contados y el día que voy a morir ya se sabe de antemano.
Estoy condenado a un año y un día; si esto es cada cuatro, ¿mi nombre, sabrías?
De aquí al domingo seis pasos, seis cielos que veo pasar, seis mañanas, seis ocasos ¿Cómo me debo llamar?
Aquí estamos doce hermanos; yo, que el segundo nací, soy el menor entre todos: ¿Cómo puede ser así?
En un castillo redondo, doce caballeros de guardia están; un flaco lancero y un gordo escudero, marchan al compás.
