Hay un hijo
que hace nacer
a la madre
que le dio el ser.
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Son mis colores tan brillantes que el cielo alegro en un instante.
En verano barbudo y en invierno desnudo, ¡esto es muy duro!
Un convento bien cerrado, sin campanas y sin torres y muchas monjitas dentro, preparan dulces de flores.
Viene del cielo, del cielo viene, a unos disgusta y a otros mantiene.
Tengo lecho y no me acuesto tengo curso sin ser maestro.
En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene no más.
En las regiones polares se encuentra en todos los mares.
Alas de mil colores y se pierden entre las flores.
Como el algodón suelo en el aire flotar, a veces otorgo lluvia y otras, sólo humedad.
Nazco en lugares abruptos sin haber tenido padre y conforme voy muriendo va naciendo mi madre.