adivinanzas para niños

Son mis colores tan brillantes
que el cielo alegro en un instante.

 

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Un convento bien cerrado, sin campanas y sin torres y muchas monjitas dentro, preparan dulces de flores.

Lomos y cabeza tengo y aunque vestida no estoy, muy largas faldas mantengo.

Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.

En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.

Vuela en el aire, pace en la tierra, se posa en los árboles, anda en la mano, se deshace en el horno y se ahoga en el agua.

¿Qué es, qué es, que te da en la cara y no lo ves?

En verano barbudo y en invierno desnudo, ¡esto es muy duro!

Viene del cielo, del cielo viene, a unos disgusta y a otros mantiene.

Hay un hijo que hace nacer a la madre que le dio el ser.

Como una peonza da vueltas al sol, gira que gira, sin tener motor.