Con «A» empieza mi nombre,
de las damas soy querido,
si me prenden voy seguro,
y, si me sueltan, perdido.
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Una cosa que no es cosa y lo es.
Si bien empiezo con bo, no soy bota ni botijo, ¡bobo, tonto!, ¡qué lo he dicho!
Dama da, dama deja, y no se queja de lo que deja.
Tengo pie y no tengo boca, hilo meto, hilo asomo, tengo dientes y no como.
Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir; te la digo veinte veces y no me la sabes decir.
Pequeños, redondos, con agujeritos, valemos muy poco, solos o juntitos, mas de nosotros depende el buen vestir de la gente.
Con «A» empieza mi nombre, de las damas soy querido, si me prenden voy seguro, y, si me sueltan, perdido.
Tan largo como un camino, proviene de vegetal, y a pesar de su extensión, en un cesto puede estar.
Dos hermanas diligentes que caminan al compás, con el pico por delante y los ojos por detrás.
Don dedín tiene un sombrero para no hacerse agujeros.
