Pozo hondo,
soga larga,
y si no se dobla
no alcanza.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Porque no se caiga pagan, pero, si se cae, nadie se agacha a recogerlo.
Guardada en estrecha cárcel por soldados de marfil, está una roja culebra, que es la madre del mentir.
Dos niñas van a la par, y no se pueden mirar.
Cuando sonríes asoman blancos como el azahar unas cositas que cortan y que pueden masticar.
Cueva con treinta y dos machacantes que dispone de un solo habitante.
¿Cuál es la mitad de uno?
Dos niñas asomaditas, cada una a su ventana, lo ven y lo cuentan todo, sin decir una palabra.
Son dos cortinas en dos ventanitas que bajando ocultan dos niñas bonitas.
Ordenes da, órdenes recibe, algunas autoriza, otras prohíbe.
Hay en la plaza nueva un monte, y en él dos cuevas. Más abajo un pozo hondo que tiene el brocal rojo. Altas ventanas, iguales, y en ellas, dos niñas bellas que, a través de los cristales, todo lo ven y lo observan.