Unas son redondas,
otras ovaladas,
unas piensan mucho,
otras casi nada.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Adivina, adivinanza, tiene un solo ojo y una cara ancha.
Del nogal vengo, y en el cuello del hombre, me cuelgo.
Aunque sepas ésto, mago no serás, si no sabes dónde, lo digerirás.
Entre dos murallas blancas hay una flor colorada, que con lluvia o con buen tiempo, está siempre bien mojada.
Una señora, muy enseñoreada, siempre va en coche y siempre va mojada.
Cinco hijitos tiene cada una y dan tortazos como ninguna.
Al dar la vuelta a la esquina tropecé con un convento, las monjas iban de blanco y el sacristán en el centro.
Si aciertas esta pregunta, te anotarás un buen tanto: ¿qué cosa acabada en punta tienes entre risa y llanto?
¿Quién seré yo que encerrada soy donde quiera que voy, me encuentro siempre mojada y al cielo pegada estoy.
Al revolver una esquina me encontré con un convento, las monjas vestidas de blanco, la superiora en el centro, más arriba dos ventanas, más todavía un par de espejos y en lo más alto la plaza donde pasean los caballeros.