Al revolver una esquina
me encontré con un convento,
las monjas vestidas de blanco,
la superiora en el centro,
más arriba dos ventanas,
más todavía un par de espejos
y en lo más alto la plaza
donde pasean los caballeros.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Dos niñas asomaditas, cada una a su ventana, lo ven y lo cuentan todo, sin decir una palabra.
Pozo hondo, soga larga, y si no se dobla no alcanza.
Vive en la panza y se enseña en ciertas danzas.
Si aciertas esta pregunta, te anotarás un buen tanto: ¿qué cosa acabada en punta tienes entre risa y llanto?
Si los abro veo si los cierro sueño.
Tiene grandes pabellones, pero no tiene habitaciones.
Parecen persianas, que suben y bajan.
Cueva con treinta y dos machacantes que dispone de un solo habitante.
Una capilla llena de gente y un capellán en medio que predica siempre
Cinco hijitos tiene cada una y dan tortazos como ninguna.