Al revolver una esquina
me encontré con un convento,
las monjas vestidas de blanco,
la superiora en el centro,
más arriba dos ventanas,
más todavía un par de espejos
y en lo más alto la plaza
donde pasean los caballeros.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Como la piedra son duros, para el perro un buen manjar, y sin ellos no podrías ni saltar ni caminar.
Tiene grandes pabellones, pero no tiene habitaciones.
¿Cuál es la mitad de uno?
Vive en la panza y se enseña en ciertas danzas.
Hay en la plaza nueva un monte, y en él dos cuevas. Más abajo un pozo hondo que tiene el brocal rojo. Altas ventanas, iguales, y en ellas, dos niñas bellas que, a través de los cristales, todo lo ven y lo observan.
Una capilla llena de gente y un capellán en medio que predica siempre
Laterales parapetos, que van siempre por parejas, les encantan los secretos.
Si los abro veo si los cierro sueño.
Enfundados siempre van y hay que tener cuidado con las patadas que dan.
Adivina, adivinanza, tiene un solo ojo y una cara ancha.