Cuando sonríes asoman
blancos como el azahar
unas cositas que cortan
y que pueden masticar.
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Hay en la plaza nueva un monte, y en él dos cuevas. Más abajo un pozo hondo que tiene el brocal rojo. Altas ventanas, iguales, y en ellas, dos niñas bellas que, a través de los cristales, todo lo ven y lo observan.
Cueva con treinta y dos machacantes que dispone de un solo habitante.
Formamos, como soldados, en una fila y somos carniceros toda la vida
Cuando sonríes asoman blancos como el azahar unas cositas que cortan y que pueden masticar.
Una capilla llena de gente y un capellán en medio que predica siempre
Son dos cortinas en dos ventanitas que bajando ocultan dos niñas bonitas.
Aunque sepas ésto, mago no serás, si no sabes dónde, lo digerirás.
Enfundados siempre van y hay que tener cuidado con las patadas que dan.
Con ella vives, con ella hablas, con ella rezas y hasta bostezas.
Tiene grandes pabellones, pero no tiene habitaciones.