En el campo soy hallada
y al fuego alimento.
Donde quiera que soy llevada,
es para darme tormento.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Poseo dientes y ojos y para hacerme trabajar me has de meter en cerrojos.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Llevo secretos a voces, corriendo por esos mundos y sin que nadie los oiga los doy en unos segundos.
Muchos golpes recibe cuando a la gente, la entrada prohíbe.
Al nacer fui maltratada, mi dueño me tiene amor, y aunque soy mujer honrada, me suele tener atada y con guardas mi señor.
En lo más alto me ponen para que el viento me dé, soy guía para los hombres y siempre estoy de pié.
Es un campo colorado con los surcos muy derechos; muy en alto está situado e inclinado de dos lados.
Hay un hijo que hace nacer a la madre que le dio el ser.
Adivíname ésa.
La cara que yo acaricio, dejo de seda al momento, porque ni un pelo se resiste a mi marcha, ¡buen invento!
