Como conoce la clave,
gira por su laberinto
y deja entrar al recinto.
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Aunque de comida voy cargado, la gente me vacía, y nunca soy tragado.
Lámina que no se ve y nos protege del viento. Aunque la atraviesa el sol, se empaña con el aliento.
Vivo en alta situación y en continuo movimiento, con exactitud presento del aire la dirección.
Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.
Como conoce la clave, gira por su laberinto y deja entrar al recinto.
Está hecha de metal, de madera o de cristal y golpes siempre recibe cuando la entrada prohíbe.
Tengo patas bien derechas, mas no me puedo mover, llevo a cuestas la comida y no la puedo comer.
Pequeña como una pera y alumbra la casa entera.
Es tu favorita cuando sientes frío; la encuentras escrita en el verso mío.
Aunque tengo cuatro patas, yo nunca puedo correr, tengo la comida encima, y no la puedo comer.