No soy el sol,
tampoco el fuego;
pero la casa
bien que caliento.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Del techo al suelo, cortada y fina, tela con vuelo.
Cuando la entrada yo les prohíbo, son muchos golpes los que recibo.
Si me mojas hago espuma, con ojitos de cristal, y tu cuerpo se perfuma, mientras llega mi final.
Quien me mira se refleja así nadie tendrá una queja.
Adivíname ésa.
Pequeña como una pera y alumbra la casa entera.
Una caja en tu casa que te sube y que te baja.
En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.
Lo usa el tendero para comer, lo lleva entero si sabes leer.
Siempre andamos por el suelo de alcobas y de salones y en historias orientales hasta hacemos algún vuelo.