Aunque tengo cuatro patas,
yo nunca puedo correr,
tengo la comida encima,
y no la puedo comer.
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Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.
Dicen que quien lo tiene es muy gracioso, se sacude en la mesa contra lo soso.
Aunque al dormir me consultan, nunca suelo contestar.
Dicen que tiene y no tiene, mucho pincha, poco retiene.
Aunque tengo cuatro patas, yo nunca puedo correr, tengo la comida encima, y no la puedo comer.
Sale de la sala, entra en la cocina, meneando la cola como una gallina.
Cuando la entrada yo les prohíbo, son muchos golpes los que recibo.
Su forma es de pera, aunque es de cristal da luz sin espera para cada cual.
Todos me buscan, para descansar, si ya te lo he dicho, no lo pienses más.