Con patas y espalda,
no se mueve ni anda.
más adivinanzas de cosas de la casa...
En lo más alto me ponen para que el viento me dé, soy guía para los hombres y siempre estoy de pié.
Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.
Tengo patas bien derechas, mas no me puedo mover, llevo a cuestas la comida y no la puedo comer.
La cara que yo acaricio, dejo de seda al momento, porque ni un pelo se resiste a mi marcha, ¡buen invento!
No soy el sol, tampoco el fuego; pero la casa bien que caliento.
Una señorita de carnes muy blandas, que sin ser enferma siempre está en la cama.
Estoy dentro de él y no puedo entrar en él.
Me compran para dormir y me encanta sacudir. ¿Qué soy?
Es tu favorita cuando sientes frío; la encuentras escrita en el verso mío.
Con mi cara tan cuadrada, lisa o con dibujitos, resignada y por los suelos, me repito, me repito...