Ahí vienen dos:
uno se moja
y el otro no.
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Se pone para dormir, aunque no es un camisón, puede ser de lana, seda o algodón.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Santa con nombre de flor, y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Me pones y me quitas, me tomas y me dejas, conmigo no tiritas y estoy hecho de madejas.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Tengo corazón sin ser persona, tengo bata sin ser mujer. y el hombre elegante me lleva delante.
En tus manos estoy limpio, en tus ventanas me ensucio, si sucio, me ponen limpio, si limpio, me ponen sucio.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.