Ahí vienen dos:
uno se moja
y el otro no.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
No me utilizan los patos más me llevan de apellido, con «Z» empieza mi nombre, ¡y ya el resto es pan comido!
Colgada voy por delante y al hombre hago elegante.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Me pones y me quitas, me tomas y me dejas, conmigo no tiritas y estoy hecho de madejas.
