Ahí vienen dos:
uno se moja
y el otro no.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Tamaño de una cazuela, tiene alas y no vuela.
Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Hoy cuando me levanté, puse uno en cada pie. Como no son los zapatos, dime tú... ¿qué puede ser?
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
Chiquito, redondo, barrilito sin fondo.
Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.
No he de darte más razones, sin mi perderías los pantalones.