Al dar la vuelta a la esquina
tropecé con un convento,
las monjas iban de blanco
y el sacristán en el centro.
más adivinanzas del cuerpo humano...
Pozo hondo, soga larga, y si no se dobla no alcanza.
No es reloj, pero hace TIC TAC, no usa pilas pero no para de andar...
Adivina, adivinanza, tiene un solo ojo y una cara ancha.
Cinco hijitos tiene cada una y dan tortazos como ninguna.
Laterales parapetos, que van siempre por parejas, les encantan los secretos.
Podrás tocarlos, podrás cortarlos, pero nunca contarlos.
Al dar la vuelta a la esquina tropecé con un convento, las monjas iban de blanco y el sacristán en el centro.
Con ella vives, con ella hablas, con ella rezas y hasta bostezas.
Si aciertas esta pregunta, te anotarás un buen tanto: ¿qué cosa acabada en punta tienes entre risa y llanto?
Una capilla llena de gente y un capellán en medio que predica siempre
