Con dos patas encorvadas
y dos amplios ventanales
quitan sol o dan visión
según sean sus cristales.
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Tengo copa y no soy árbol, tengo alas y no soy pájaro; protejo del sol a mi amo, en invierno y en verano.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
No me utilizan los patos más me llevan de apellido, con «Z» empieza mi nombre, ¡y ya el resto es pan comido!
Tienen justo cinco dedos como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Aunque la quite del agua, sigue en agua.
Chiquito, redondo, barrilito sin fondo.
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.