De día llenos de carne,
de noche con la boca al aire.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Chiquito, redondo, barrilito sin fondo.
Colgada voy por delante y al hombre hago elegante.
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Redondo, redondo, sin tapa, sin fondo.